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Unión de Selvicultores del Sur de Europa

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La jornada "Secuestro de carbono: Retos y oportunidades" arrojó luz en torno a la legislación europea sobre certificación de eliminación de CO2

25 / 06 / 2024

Un centenar de personas, entre comunidad silvicultora, propiedad forestal y responsables de la reducción emisiones de CO2 de diversas organizaciones, así como un representante de DG CLIMA de la Comisión Europea, se reunieron el 10 de abril en el Hôtel de Région de la Nueva Aquitania, en Burdeos, con motivo de la jornada “Secuestro de carbono: Retos y oportunidades”.

En este encuentro se presentaron diversas herramientas que permiten a las personas propietarias de bosques y explotaciones agrícolas hacer que la totalidad o parte de determinados trabajos forestales sean financiados por un agente emisor de carbono. Junto a Leire Salaberria, directora de USSE, Bruno Lafon introdujo los temas de la jornada. Como presidente del Syndicat des Sylviculteurs du Sud-Ouest, de la USSE y vicepresidente de ACCLENA, mencionó el papel esencial de los bosques en la lucha contra el cambio climático. También puso en valor las actuaciones de la comunidad propietaria que participa en esta lucha, con el objetivo de producir madera que pueda almacenar carbono a largo plazo.

El uso de créditos de carbono forestal está bien establecido en la Unión Europea y, teniendo en cuenta la diversidad de los bosques europeos, se han puesto en marcha diversas herramientas, a escala más o menos local. Tras una presentación inicial por parte de Jurij Krajcic, representante de DG CLIMA de la Comisión Europea, sobre el Marco de la UE para la certificación de la eliminación del carbono, a lo largo del encuentro se explicaron los casos de Galicia, Francia, Reino Unido y País Vasco. Daniel Cebreiro (Asociación Forestal de Galicia) expuso el programa de recuperación de tierras abandonadas o degradadas mediante la forestación “Galicia Rexenera”. Simon Martel (I4CE) hizo público un análisis de los cinco años de existencia de la Etiqueta de Baja Emisión de Carbono (Label Bas Carbone) en Francia, que ha encontrado su lugar en los bosques galos y entre los contribuyentes (= financieros), que ven en la LBC un medio de actuar a escala local utilizando un método riguroso y transparente.

La intervención de Andrew Baker (Scottish Forestry) se centró en el UK Woodland Carbon Code, la herramienta desarrollada por el Reino Unido para su territorio. Se caracteriza, entre otros aspectos, por la posibilidad de vender los créditos generados por el proyecto del silvicultor al gobierno si no se encuentra ningún contribuyente. Este precio está limitado y suele ser inferior al del mercado.

En Euskadi, la fórmula de certificación que permita responder a las problemáticas locales todavía se encuentra en fase de planificación. Para Aitor Onaindia, director técnico de Basoa Fundazioa, deberá basarse en las grandes reglas de adicionalidad y calidad del CRCF y la certificación PEFC, que garantiza la gestión sostenible de los bosques del programa.

Agricultura

Johan Fonteniaud, que trabaja para la Chambre Régionale d’Agriculture de Nouvelle-Aquitaine y ACCLENA, explicó que los proyectos agrícolas se basan más en la reducción de emisiones que los forestales y reconoció que les cuesta más vender, teniendo que enfrentarse a dos grandes obstáculos: un precio medio más elevado (42 euros por crédito de carbono frente a una media de 32 euros en el bosque) y la “mala” imagen de la agricultura a ojos de la sociedad y, por tanto, de los financiadores.

La Unión Europea crea su propia herramienta Por otro lado, la Comisión Europea está desarrollando una herramienta de certificación, el Marco de Certificación de la Eliminación del Carbono (CRCF), con el objetivo de proponer una norma común en toda Europa. Las metas del CRCF, según Jurij Krajcic, representante de la DG CLIMA de la Comisión Europea, son garantizar la calidad de los créditos vendidos, crear una oferta a escala europea para los contribuyentes y permitir que las regiones que no disponen de herramientas regionales o nacionales (como la etiqueta de bajas emisiones) desarrollen proyectos de secuestro de carbono. El CRCF sigue avanzando, sobre todo desde un punto de vista práctico mediante la construcción de métodos utilizables (por ejemplo, ¿qué operaciones forestales podrían etiquetarse?), pero quedan muchos retos por superar antes de que pueda emplearse en nuestros bosques.

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